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Kylian bleibt ein Schatten von Mbappé

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El Real Madrid ganó y ya está a un punto del Barça, a quien puede robar (verbo apropiado en este caso) el liderato si gana al Valencia en Mestalla. El Getafe sufrió ante los blancos y ante Hernández Hernández, que hizo todo lo que pudo para que quien no sufriera por la victoria fueran los de Ancelotti. El colegiado señaló un penalti sobre Rüdiger de los que habría que señalar cinco en cada partido a Rüdiger. La camiseta pesa. Fue en ese preciso momento cuando Mbappé empezó a esconderse.

El partido del francés fue lamentable porque a alguien al que muchos consideran el mejor futbolista del mundo hay que pedirle muchísimo más y, sobre todo, la valentía de agarrar el balón cuando hay que lanzar un penalti, aunque este sea inexistente. Cedió el balón a Bellingham, que al contrario de lo que hizo Mbappé en Liverpool, no falló. Hubo otro penalti que solo vio Hernández Hernández, que señaló como manos un balonazo a la espinilla. Ni se lo pensó. Directo al silbato y a los once metros hasta que el VAR no quiso hacerse cómplice del rídiculo. Mbappé, también en esta ocasión, ya había cedido el lanzamiento a Rodrygo.

Ancelotti, desatado mimando a Mbappé

Entre uno y otro penalti marcó Kylian y Ancelotti lo celebró como si fuera la final de la Champions. Hay tensión con este tema, eso es evidente. De forma interna y externa. Y el técnico italiano se puso las manos a la cabeza una vez tras otra viendo cómo su pupilo fallaba ocasiones clarísimas ante Soria. El meta del Getafe le ganó la partida en un par de ocasiones y el propio delantero madridista no fue capaz de acertar cuando lo tenía todo de cara otras dos veces. Carletto atendía ansioso desde la banda para ver cómo Mbappé coleccionaba goles ante los vecinos.

Se le olvidó que dirige a una plantilla llena de egos, no solo a un jugador. Y ahí estaba Endrick, calentando en la banda, esperando para entrar, con ganas de sumarse a la victoria. Su gozo en un pozo porque Ancelotti optó por mantener a Mbappé a ver si caía otro golito. El brasileño se fue muy cabreado hacia los vestuarios. No era para menos con un 2-0 y viendo la inoperancia ofensiva de su compañero.

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