Almendralejo vivió en víspera de festivo una gran traca final a una inolvidable semana de fútbol. Por eso no faltó en ningún momento el ambiente de las grandes ocasiones. Desde horas antes del partido se podía dibujar una imagen ‘timelapse’ a cámara lenta de cómo se iban llenando de personas los aledaños del Francisco de la Hera. La lluvia respetó, aunque los presentes iban ataviados por si las inclemencias meteorológicas hacían acto de presencia. Casualidades del destino (o no) la afición que hoy hacía de local estaba ubicada en Badajoz. Concretamente en la almendralejense calle que lleva ese nombre. La hinchada quería refrescar su garganta para animar durante los 90 minutos. «¿No hay un bar por ahí?», se llegó a escuchar de camino al campo de fútbol.
El verde era el color predominante entre los viandantes que deambulaban en los alrededores del escenario del partido. Al Gévora le acompañaba, de forma tímida, el negro en su indumentaria y complementos futboleros. La representación bética, por su parte, presentaba motivos blancos adicionales al color común. La Plaza de Extremadura se convirtió en una ‘fanzone’ que se veía más concurrido cuánto más corría la cuenta atrás hacia el pitido inicial. Este fue el punto de encuentro en el que las peñas béticas llegadas desde varios libros del país se hicieron notar a base de cánticos y percusión. Al igual que en las grandes citas, no faltó la pirotecnia. Fekir, Isco o incluso el Chimy Ávila ocupaban las camisetas de los hinchas béticos desplazados a Almendralejo. Las había de la presente temporada y también de las más retro.
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