El Celta despidió 2024 a lo grande. Dejó posiblemente lo mejor de su repertorio para el último partido del año, en el que barrió a la Real Sociedad de manera implacable en un partido extraordinario en todos los sentidos. Corrió más y mejor; ganó todos los duelos; y fue demoledor en el campo rival donde el protagonismo recayó en la figura de Alfon y de Pablo Durán, dos de las sorpresas de la alineación, que fueron un tormento para el cuadro de Imanol Alguacil. Dos goles del tomiñés en el tramo final del primer tiempo hicieron justicia para un Celta que ni un momento dejó de ir siempre hacia el área rival y que cuando tuvo que manejar la ventaja en el marcador lo hizo lo más lejos de su portería.
Se va el Celta al parón navideño con el refuerzo de una victoria sobre un enorme equipo como la Real que además llegaba en un momento dulce de juego tras solventar las dudas con las que arrancó el ejercicio. Todas las grandes decisiones de Claudio tuvieron un efecto dañino en el equipo de Imanol, especialmente lo que tuvo que ver con el ataque. Borja Iglesias se hartó a trabajar pero la pareja Alfon-Durán fue un tormento. La Real no pudo detectarles en todo el primer tiempo. El Celta fue minando a los donostiarras con las carreras del profundo Alfon que tuvo la primera ocasión en un gran disparo lejano que Remiro salvó con una mano milagrosa. Fue un simple aviso que tardó en consolidarse. La Real se estrelló de forma recurrente contra la presión del Celta y cuando eran capaces de alcanzar el campo rival allí surgía la figura de los tres centrales (imperiales una vez más) para negarles cualquier opción.
El partido se jugaba siempre en dirección a la portería de Remiro pero el gol tardó en llegar pese a los intentos del Celta. Todo sucedió en el final de la primera parte cuando Javi Rodríguez (defensa con un futuro deslumbrante) encontró en la frontal a Pablo Durán. El tomiñés controló y largó un disparo letal con la pierna derecha que dobló la mano de Remiro. No había tenido tiempo para digerir el tanto cuando Alfon volvió a ganar profundidad tras un pase de Borja y encontró en el segundo palo a Pablo Durán para anotar el segundo gol y abrir un abismo entre ambos equipos en el descanso.
Los intentos de la Real Sociedad para reactivarse fueron inútiles. El Celta los desactivó gracias a su intensidad para ganar duelos, para correr siempre hacia delante. No hubo noticias de Brais, de Oyarzabal…el partido era solo de los vigueses que en ese comienzo del segundo tiempo tuvo el tercero en un remate de Borja Iglesias antes de que Pablo Durán sí convirtiese en otro ataque de manual que el VAR anuló por fuera de juego previo de Borja. Pero era sintomático. Pasaban los minutos y la Real no llegaba ni a disparar a Guaita mientras las ocasiones y las llegadas peligrosas se acumulaban en el campo realista. Alfon pudo marcar el tercero antes de que el cansancio y los cambios de la Real llevasen el partido al campo de un Celta que no perdió la voluntad por seguir apretando a la Real para no acabar encerrado alrededor de Guaita. Se acabó el partido con el estadio enloqueciendo y deseando que a la vuelta de la Navidad nada haya cambiado.
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